Ser músico es una vocación que hace que el trabajo sea, en este caso, un placer.
No obstante, estos profesionales no están exentos de riesgo, pues los ensayos contínuos y el volumen de la música puede ocasionarles lesiones auditivas. Por este motivo, un estudio realizado por la Escuela Universitaria de Ciencias Médicas de la Universidad de Sidney, en Australia, se ha centrado precisamente en cómo reducir la sobreexposición acústica de los músicos sin que afecte a su interpretacion.
El estudio, realizado durante nueve años a partir del seguimiento a los profesionales de la Orquesta Sinfónica de Queensland, también en Australia, ha permitido evaluar y probar diferentes medidas para minimizar el riesgo de pérdida auditiva. En este sentido, la propia orquesta ya ha implentado algunas medidas del programa, como por ejemplo, el uso de revestimientos de superficies acústicamente absorbentes y la colocación de paneles reflectores de sonido móviles para los espacios con mala acústica.
Este programa tiene un precedente en España, donde el Observatorio de Prevención Auditiva para los Músicos (OPAM) ya hace tiempo que advierte que los músicos, con ensayos de hasta 8 horas, soportan en ocasiones niveles sonoros de hasta 120 decibelios. Y al respecto, esta entidad advierte de que, según un estudio propio, la disposición tradicional de una orquesta puede causar lesiones auditivas a los músicos que la integran, irreparables. En este sentido, el informe revela que la sección de viento es la que recibe un impacto acústico más alto. También la posición del director es perjudicial, pues a pesar de estar muy alejada de las partes con mayor impacto, también es una de las figuras que recibe una presión acústica mayor.
Recomendamos como Manual De Sonido Para Iglesias (MDS) tratar de identificar el lugar donde se realizará el toque o presentación. Es decir, si va a tocar en un coliseo use una buena presión sonora, si toca en un recinto más pequeño obviamente no use la misma presión que usaría en un coliseo.
Fuente: Hear-it